lunes, 25 de julio de 2016

SUDORACION


Sudar es un proceso biológico necesario para que tu cuerpo se enfríe adecuadamente. Ten en cuenta que un sobrecalentamiento del núcleo central de tu cuerpo puede ser fatal. 
En esos momentos nuestras glándulas sudoríparas ecrinas se activan para mantener estable nuestra temperatura corporal, liberando una combinación salada de agua, cloruro de sodio y otros electrolitos.
Sudamos siempre, aunque no se note porque el sudor en muchos casos no llega al exterior, ya que el agua es reabsorbida en el conducto que une la glándula con el poro, al igual que ocurre con el sodio, el potasio y el cloro presentes en este sudor. 

Pero cuando la producción no puede ser reabsorbida, llega al exterior y se hace visible. ¿Qué origina que sudemos de esta forma? El calor, el ejercicio y ciertas situaciones de tensión nerviosa, pero hay que distinguir entre una cantidad de sudor normal y la hiperhidrosis, que es una afección. Las personas que la sufren sudan de forma bien aparente sin hacer ejercicio, sin que haga calor y sin estar sometidas a tensiones. 

Se suda más, donde hay mayor número de glándulas sudoríparas.

Si sudas mucho más de lo normal, pierdes más líquido, por eso tienes que procurar beber más agua y, si tu actividad se prolonga más de hora y media, aportar electrolitos con una bebida isotónica para evitar desequilibrios. 

Curiosamente una persona que viva en un clima seco y vaya a una zona con calor y humedad no sudará más de un litro a la hora como máximo, pero su cuerpo se adaptará en mes y medio y podrá llegar a sudar el doble. O sea que podemos deducir que si sudas mucho es porque tu organismo se ha adaptado bien y te refrigera de la forma que necesitas. 

Para sudar menos de lo que estás genéticamente predispuesto y ambientalmente adaptado a sudar, puedes usar productos antitranspirantes que disminuyen la cantidad de sudor que expulsas por la zona por la que los apliques, pero hay estudios (en muchos casos contradictorios) que no recomiendan su uso. 

Como remedio natural puedes recurrir a infusiones de Salvia. La proporción recomendada es una cucharada de planta seca por cada 200 ml de agua. Toma el doble de esta cantidad por día.

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