jueves, 28 de noviembre de 2019

MEDITACION EN LA DUCHA


Meditación en la ducha.                                                                        Acéptate y admira tu cuerpo. Desnúdate frente al espejo y admira tu cuerpo. Acéptalo tal y como es, sin juicios ni críticas. Quiérete tal y como eres.        Deja fuera de la ducha tus pensamientos. Desde el momento que abres la canilla, regulas la temperatura y entras en la ducha enfócate en lo que sientes, y deja tus pensamientos pasar. Poco a poco irán desapareciendo. Si durante la ducha te das cuenta que te has enganchado a un pensamiento y te ha alejado de la experiencia de ducharte, amablemente vuelve a tus sensaciones y continúa sintiéndolas.                                                                    Concéntrate en las sensaciones. Disfruta las sensaciones. Siente como el agua cae en tu cabeza y se va deslizando por tu espalda, tu pecho, tus piernas… Sumérgete en los olores de tu gel o champú. Toma tu gel de baño y enjabónate lentamente con él, disfrutando de su suave textura jabonosa. Nota como tu piel se va limpiando, eliminando las toxinas y dejando tu piel suave y radiante. Masajea tu cabello suavemente, notando tu suave pelo mojado entre tus dedos, disfruta de la agradable sensación de frotar tu cuero cabelludo, detrás de tus orejas, tu frente… Aclárate con abundante agua, sintiendo como arrastra la espuma de tu piel, como se van las toxinas, los malos pensamientos, los problemas, y son arrastrados al sumidero, desapareciendo por siempre.                                                                                   Agradece. Cuando acabes, si te apetece, da la gracias a la ducha, por haber estado ahí, por poder tener agua corriente, porque esa agua esté tibia o caliente, por tener jabón para limpiar tu cuerpo y tu cabello. Agradécete a ti por estar ahí, por sentir, por disfrutar de ese momento.                          Cuídate al salir de la ducha. Sal de la ducha despacio, poniendo atención al contacto de tus pies con tu esterilla. Seca tu cuerpo y tu cabello con suavidad, sintiendo el contacto cálido de la toalla. Hidrata tu piel, sintiendo el olor de la crema hidratante que utilices, la suave textura al deslizar la crema por cada parte de tu cuerpo. Trata de no tener pensamientos en este momento tampoco. Si aparece alguno, amablemente déjalo ir. Ahora, puedes vestirte y seguir con tu rutina. Advierto que al principio no es fácil, sobre todo si eres una persona muy mental como yo. De todos modos no te juzgues si no lo haces perfecto, simplemente hazlo lo mejor que puedas. Es una linda oportunidad, para tomar la costumbre de meditar.