Sentados con las piernas estiradas y juntas, llevamos el
talón izquierdo, junto al muslo derecha, cruzamos la pierna derecha por encima
de la izquierda, y tratamos de poner el talón derecho junto al muslo izquierdo,
las rodillas dobladas tendrían que quedar, en lo posible, una sobre otra.
Elevando el brazo derecho bien alto, llevamos la mano a la espalda, colocando
la mano entre los omóplatos. Luego se baja el brazo izquierdo y se pasa por
detrás de la espalda, tratando de encontrar la mano, unir las manos, si no se
llega ayudar con una cinta. En esta postura, respirar lento y profundo por lo
menos tres veces, luego soltar y desarmar suavemente, relaje, descanse y repita
la secuencia invirtiendo piernas y brazos. Esta postura, también se puede
realizar sentado sobre los talones.
Sentados con las piernas cruzadas, tomarse de la rodilla
derecha y caer sobre ese muslo, compruebe las tensiones que le produce esta
postura, incorpórese, apoye las monos sobre las rodillas y rote el tronco seis
veces en una dirección y seis en la otra. Tómese nuevamente la rodilla derecha
e inhale, al exhalar caiga sobre ese muslo. Quédese entre seis y doce respiraciones, observe como
cedieron las tensiones; incorpórese y repita del otro lado.