viernes, 21 de noviembre de 2014

YOGA Y OSTEOPOROSIS LUMBAR

Atención a la practica con osteoporosis lumbar

La osteoporosis lumbar es una dolencia frecuente sobre todo en las mujeres.
La osteoporosis lumbar genera una pérdida de masa ósea y una degeneración de la micro-estructura del hueso. De ahí que en algunos casos haya riesgo de fractura.
Es muy importante que un profesional de la salud te apruebe la práctica regular de ejercicio (esto lo hará al valorar la densidad ósea actual y el estado estructural de los huesos).

Una vez hecho esto, comienza practicando asanas que extiendan la columna vertebral sin cargar todo el peso en ella, como adhomukha svanasana (Perro mirando hacia abajo), Utthita trikonasana (triángulo), Utthita parshvakonasana, parshvottanasana (pinza), entre otras, luego haz asanas supinas que te permitan descansar la espalda a la vez que continuas extendiendo y tonificando el cuerpo.

Termina la práctica con ardha halasana, sarvangasana y shavasana.  Evita agotarte en la práctica y no soportes dolor agudo en ninguna articulación.


Poco a poco podrás hacer toda la secuencia de pie y la columna estará más extendida. Los discos intervertebrales estarán más hidratados y los músculos más fuertes.

En ese momento comienza a practicar las secuencias sedentes cuidando de no forzar la lumbar, prestando especial atención a las torsiones.

Usa tacos y soportes que te pida el cuerpo para sentir que controlas el movimiento con un esfuerzo que puedes acometer bien, sin excesos. 

Evita sobre todo al principio las asanas que cargan peso en la lumbar sin estar en posición vertical y sin apoyar los brazos como uttanasana  (en el momento de entrar o salir de la postura). También evita las extensiones y flexiones fuertes  dela columna.

Cuando comiences a hacer asanas sedentes y extensiones de columna, comienza con shalabasana y dhanurasana, pero no introduzcas ushtrasana  o urdhva dhanurasana hasta no estar mucho más fuerte y controlar bien esos movimientos.

La práctica de asanas en este caso va orientada a una extensión del espacio intervertebral que disminuya la fricción entre las mismas y además hidrate y beneficie a los discos que hay entre ellas.

También al ganar un mayor volumen y tono en los músculos profundos del torso que actúan como “amortiguadores” de la columna y ayudan a sostener el cuerpo, evitas sobrecargar la columna.

Finalmente las posiciones de torsión ayudan a mantener activa la estructura interna del hueso.  Esto conducirá a una mayor estabilidad y equilibrio del cuerpo en general, así como un incremento de calidad de las funciones vitales.

 

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