Un día con Andrés Percivale
Doce años menos y toda la paz del mundo
Sábado 19 de julio de 2003 | Publicado en edición impresa
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Madruga sin despertador, enseña yoga y medita. Los fines de semana, el verde en la quinta de Benavídez. Foto Rafael CalviñoVer mas fotos
Si hay algo que asume y le produce cierto orgullo es que siempre hizo lo que quiso. Andrés Percivale es casi arquitecto (le faltó una materia para recibirse), pinta bien y, aunque fue periodista estrella y conoció como pocos la popularidad, hoy es feliz meditando, enseñando yoga y escribiendo libros. "No sé si es raro o no: se dio. Pero no sucedió de un día para el otro, la vida me fue llevando. Hace ya varios años estuve muy mal, con una artrosis cervical supuestamente incurable. Fue entonces cuando conocí a Mátaji Indra Devi, mi gran maestra de yoga y de la vida. A partir de entonces comencé a investigar sobre terapias alternativas, de sonido, acupuntura. Y hasta me fui a la India", cuenta el escritor, que acaba de publicar El yoga de las 4 estaciones.
Madruga siempre sin despertador, pero lo enciende luego, a la hora de meditar. "Es que uno se entusiasma y se le va la hora. Yo me levanto entre las seis y las siete, naturalmente. Tomo mate, leo el diario, hago mis ejercicios y vuelo para mi instituto, donde doy clases de yoga contemporáneo, que dura dos horas. Para mí es un placer. Tengo alumnas de 13 años y otras de ochenta y pico."
Dice que almuerza donde lo encuentra el día, que en las tardes también da clases y llega a su casa alrededor de las 22. "Leo mucho y cuando tengo un bache durante el día aprovecho para estudiar o navegar por Internet en busca de nuevos datos para investigar. Pero también miro televisión, más que nada programas periodísticos, como Puntodoc o Telenoche investiga, que, creo, está por volver. Programas de espectáculos casi no miro porque, la verdad, no soy nada chismoso. Y eso que tengo amigos muy queridos en el ambiente. En fin, me siguen importando las noticias. ¿Si volvería a la televisión? Pienso que sí, claro. Pero no a cambio de descuidar todo lo otro."
Asume que una parte importante de su vida fue lo que se llama bicho del asfalto. Hasta que una primavera se animó a mudarse al campo y se dio cuenta de que la soledad pasa por otro lado.
"No se me presentó ni amarga ni desoladora. Por el contrario, me llenó de paz. Mientras en la ciudad muchas veces me sentía solo, en el campo, rodeado de árboles, flores y animales, eso no me sucedía. Y sigo escapándome todas las semanas. Tengo una quinta en Benavídez, así que los fines de semana abandono Recoleta y me instalo allí. ¿El plan? Nada demasiado glamoroso. Me ocupo mucho de las plantas, estudio y descanso. También invito a amigos y vecinos; la cosa es que siempre hay alguien. Es una casa abierta, que quiero mucho."
Coqueto, asegura que se mantiene joven gracias al yoga y que si le hicieron fama de elegante será porque es sobrio y siempre usó Vetiver de Guerlain. "No, no soy nada obsesivo, ni siquiera pilchero. Y si no confieso la edad es porque me enseñaron a no hablar de cifras ni fechas. Pero me salió mal; ahora las enciclopedias (figura como actor y como reconocido periodista, premiado por su labor en la Guerra de Vietnam) me adjudican doce años más de los que en realidad tengo."
Flavia Fernández
Percivale exprés
Teoría: "El yoga es prevención. He comprobado que toda la gente que hace yoga desde joven no se enferma. El tema es muy largo, pero es cierto que las enfermedades no aparecen de un día para otro, sino que se anuncian, a veces hasta con cinco años de anticipación. Lo que pasa es que hay que saber prestarse atención".
Experiencia: "Yo no creía en nada. Ni en yoga ni en meditación; en nada. Por mi problema de salud me la pasé años de especialista en especialista, hasta que un médico me dijo que no podía seguir con tantos medicamentos, que probase con yoga y acupuntura. Fue increíble. A los tres meses ya no tenía nada. Igual, me costó asumir que el tema pasaba por ahí. Yo creía que era mi buena suerte..."
Libertad: "¿Existe algo más importante en la vida? Una de las definiciones del yoga habla de método para la liberación de los condicionamientos, o sea, para la libertad. Y hay un poeta alemán, Morgenstern, que dice que un hombre verdaderamente libre no se enferma. ¿Pero quién es enteramente libre? Es muy difícil, sólo los santos creo yo..."
Miedos: "Tengo los miedos naturales de cualquier ser humano, pero no le temo a la muerte. La tengo perfectamente asumida, hasta conocida".
Vivencias: "Cubrí Vietnam con sólo veinticuatro años, estuve en Mayo del 68, en el Cordobazo, entrevisté a Indira Gandhi, pasé un weekend en la villa de Zeffirelli en Positano y mil cosas más. Todo gracias a esta maravillosa profesión".
Bon vivant
Percivale no sabe de fundamentalismos y les escapa a los extremos. Por eso no es vegetariano y tampoco le huye al alcohol. "Yo como de todo un poco. Una de las sorpresas de mi vida la tuve en un lamasterio en el Himalaya, donde, para despedirnos, los monjes tibetanos nos hicieron una fiesta en la que se servía carne. Nos explicaron que el Dalai Lama come carne, aunque no de vaca. Yo no vivo preocupado con el tema; trato de comer poca por una cuestión de salud, pero me encantan los asados y el vino tinto. El yoga no es una religión, sino un método. Yo la practico para disfrutar más de la vida."
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