El Yoga puede ayudar de diversas maneras, principalmente colaborando para llegar a estados interiores y allí prestar atención a cuáles son las causas desencadenantes de nuestra ansiedad, también cotejando conflictos sin solucionar, o la observación de nuestros patrones de pensamiento. Muy ligada a los transtornos de ansiedad está la respiración. La concentración en esta técnica de Yoga ayuda a mejorar dicha emoción. Es casi seguro que en momentos de ansiedad o miedo respiremos diferente. La respiración sufre cambios importantísimos. Puede ser más rápida y entrecortada, rígida y ahogada y hasta cortarse totalmente durante unos segundos. Cuando nos calmamos la respiración tiende a ser suave y rítmica. En estado de ansiedad se da en forma desproporcionada en la parte superior del pecho y no permite que se desplace completamente el diafragma, el músculo que separa la cavidad pectoral del abdomen. En la respiración abdominal lenta, suave y profunda se encuentra la calma cuando se realiza la inspiración y exhalación por nariz. Sabemos que la respiración, es la única función automática del cuerpo que podemos controlar en forma consciente. Resulta que el control de la respiración es el punto de entrada para tranquilizar un sistema de respuestas al estrés hiperactivo, y si se expulsa el aire por nariz, la exhalación se alarga y el ritmo respiratorio se hace lento, ya que los conductos nasales son más estrechos que los de la boca y ofrecen mayor resistencia a la circulación del aire, ambas acciones tienden a tranquilizar la mente.
También cambiando patrones de pensamiento y practicando las Asanas ó posturas que colaboren a bajar la ansiedad, entre otras cosas.
